Es común que aquellos negocios que crean, fabrican o preparan sus propios productos incorporen una…
Desarrollan un método novedoso para la impresión 3D de verduras
Aunque parezca cosa de magia o de ciencia ficción, la impresión 3D está llegando a lugares que parecían inalcanzables hace unos años, como puede ser el sector alimenticio. Actualmente, esta tecnología se utiliza para producir diversos objetos, llegando a ser un pilar fundamental de la medicina moderna, por ejemplo, como hemos visto en artículos anteriores. Pero la cosa no se queda ahí, sino que se está investigando a fondo para desarrollar soluciones de comidas personalizadas, algo que puede ser de gran ayuda en muchos aspectos en el futuro.
Es cierto que puede parecer una locura, pero la realidad es que la impresión 3D permite deconstruir alimentos, modificando el contenido nutricional y volviendo a reconstruir estos alimentos de nuevo mediante la impresión, presentándolos en la forma que se desee y manteniendo el sabor original, lo cual abre un abanico de posibilidades enorme.
Tanto es así, que investigadores de Singapur han desarrollado un nuevo método para la impresión de verduras, utilizando hidrocoloides alimentarios. Los métodos anteriores de impresión 3D de comida estaban basados en polvos vegetales, por lo que con esta nueva técnica se pueden conservar mejor los nutrientes, al utilizar verduras frescas en lugar de secas.
¿Qué son los hidrocoloides y cómo afectan al alimento?
Un hidrocoloide es una partícula que se ha hidratado o mezclado con agua. Este elemento proporciona viscosidad y textura a los alimentos. Por desgracia, los polvos que se utilizaban en las tintas alimentarias de la impresión 3D tradicionalmente contenían altos niveles de aditivos alimentarios (en este caso hidrocoloides), lo cual podía hacer que se cambiaran muchos aspectos de los alimentos.
Teniendo esto en cuenta, con este experimento se quería crear platos de verduras igualmente apetitosos pero que no contuvieran grandes dosis de hidrocoloides, encontrando el equilibrio para que las tintas fueran mínimas y, a su vez, compatibles con el proceso de fabricación.