Es común que aquellos negocios que crean, fabrican o preparan sus propios productos incorporen una…
¿Cuándo y cómo se creó el código de barras?
Hoy en día, todos sabemos lo que es un código de barras y en qué elementos se utilizan, pero, sorprendentemente, es algo que no lleva tanto tiempo entre nosotros. Hace 30 años en nuestro país, por ejemplo, los productos de los supermercados tenían el precio pegado y eran los cajeros del establecimiento los que tenían que introducir manualmente las cantidades que correspondían a cada producto.
El código de barras es un código que funciona a través de la representación de varias líneas paralelas de distinto grosor, con un espacio diferente entre cada una de ellas. Estas líneas son diferentes para cada producto y contienen una información determinada, a través de cadenas de caracteres. Así pues, a través de los códigos de barras se puede identificar de manera única cualquier producto en una cadena logística o en cualquier almacén.
El primer vestigio de los códigos de barras fueron las tarjetas perforadas que se utilizaron en el censo en Estados Unidos en 1890, pero no es hasta 1932 cuando un grupo de estudiantes de la Escuela de Administración de Empresas de Harvard empezó con un proyecto en el que se podía leer información de productos a través de una tarjeta.
El cliente debía retirar una tarjeta que correspondiera al catálogo del producto que quisiera comprar, conteniendo dicha tarjeta la información exacta sobre el producto y su ubicación en el almacén, entregándose posteriormente al cliente que lo hubiese solicitado.
El código de barras tal y como lo conocemos hoy en día
En 1948 un estudiante de Filadelfia, Woodland, desarrolló un sistema de patrones de tinta detectable bajo luz ultravioleta para capturar la información de forma automática, pero fue una idea que no salió adelante. Sin embargo, Woodland siguió trabajando en la idea hasta alcanzar un código de barras lineales que cumplía dicha función. Estas barras posteriormente las cambiaría por círculos concéntricos que podían ser leído en cualquier posición, teniendo la patente lista tanto de la forma lineal como circular en 1949, que más tarde venderían a Philco.
Esto fue avanzando hasta que se llegó al código de barras que utilizamos en nuestros tiempos. Al igual que la invención de Woodland, el código de barras actual se basa en una serie de líneas con patrones diferentes acompañadas por números identificativos. Sin duda, una proeza que seguirá usándose durante muchos años en nuestro planeta.